Érase
una vez una niña:egoísta,malvada,odiaba ha toda la gente,no quería
ha nadie...
Un
día se enfadó tantísimo sin motivos que sus padre dijeron:-¡Mira
niña si sigues así mejor que te vallas esta no es nuestra dulce
hijita!
Esta
misma hizo su maleta y se fue de la ciudad sin comida ni ropa de muda
toda su maleta estaba llena de:tirachinas,piedras,pinchos...
Al
llegar a su destino,cogió unos cartones del contenedor y se metió
en un callejón,justamente al lado de un saco lleno de ratas inmundas
y apestosas.
La
niña llamada Jade al verlas gritó:-¡¡¡La basura es mía
ratejassssssssssssss!!!
Las
inocentes ratitas al oír el chillido huyeron por el estrecho y
oscuro callejón.
Jade,pasó
la noche incómodamente apoyada en la pared,y de manta un papelito
que encontró. Al amanecer se vio en una casa enormemente grande
y
lujoso con una sirvienta ofreciéndole el desayuno.-¿Cómo te llamas
guapetona?-Jade. Contestó-¿Pero rara mujer,tú quien eres?¿Y que
hago yo aquí?¿Por qué no estoy con mis
padres?¡¡¡¡¡CONTESTAAAAAAAAA!!!!!-yo no lo se sinceramente
Jade,fui a tirar la basura y te vi,me diste lástima y te traje a la
casa donde viven mis jefes,yo soy su criada.
-Pero
yo me tengo que ir no se ni donde vivo.
-¿Sabes
el número de teléfono de tus padres?Si es así tal vez podamos
contactar con ellos.
-No,no
me lo sé pero ahora que pienso si se donde viven mis compañeras de
colegio. En su teléfono fijo tienen guardado el de mis padres.
-¡Vamos,corre,no
hay tiempo que perder.
Y
así las dos se dirigieron a la casa de la amiga de Jade,Lucía.
Una
vez allí llamaron a la puerta,les abrió precisamente la persona más
adecuada:Lucía,que en cuanto escuchó la historia de su amiga
inmediatamente llamó a sus padres.
Cuando
Jade regresó a su casa nunca más volvió a ser: egoísta,malvada...
Sus
padres agradecidos y un poco mosqueados le abrazaron súper supe
súper fueeeeeeeeeeeeeeeerte y fueron una familia feliz,lo que debían
ser. ;)
Escarmiento:Nunca
trates mal a lo que te rodea pues te querrá mucho más que tú a ti
mismo,tanto si son amigos o familiares debes quererlos.
Desirée Moraga Lara
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