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miércoles, 10 de noviembre de 2010

ANTONIO, IN MEMORIAM



Te fuiste, Antonio , sin avisar. Siempre tan callado. Pero, ¡cómo se ha notado tu ausencia!
Nos has dejado y el colegio no es lo mismo.
Todos te estamos llorando

…Corría el curso 1980-81 cuando se inaguró este nuestro centro Juan Pasquau. Aunque estaba dotado de todo y de una estupenda cocina, no pudo ésta comenzar a funcionar porque le faltaba el menaje. Así que lo hizo el curso siguiente 81-82, y la cocinera, procedente del clausurado comedor del colegio Vírgen de Guadalupe, Paca, se hizo cargo de las comidas de los alumnos transportados de Santa Eulalia. Esta señora estaba cerca de su jubilación y lo hizo el siguiente curso 82-83, siendo despedida de forma modesta por los niños y niñas que en ese momento hacían uso del comedor y por el maestro que esto escribe, que por aquel entonces ya era encargado de atenderlos. Vaya, desde aquí nuestro saludo y mejores deseos para esta buena y honesta trabajadora.
Al comenzar el curso 83-84 estábamos, pues, sin cocinero. Había aquí entonces un maestro, D. Juan Fernández, aún recordado cariñosamente po los de más edad, que insínuó podría venir un familiar de su mujer procedente de Madrid, donde había trabajado hasta entonces y con el título de cocinero. Se pulsaron los resortes necesarios y Antonio Ródenas vino de la capital a ocupar el puesto. Comenzó su trabajo, pero al aumentar el número de comensales se vio la necesidad de añadir otro cocinero. A los siete meses se dio en la persona de Encarni, un gran acierto. Era, además, hija de Josefa, que ejercía de conserje en el centro y a cuya señora deseamos lo mejor en su merecida jubilación. Y así tenemos los dos cocineros que continúan su labor hasta hoy. Todos en un momento u otro, hemos disfrutado del excelente y pulcro trabajo que han desarrollado en estos años.

Hablando de Antonio, siempre recordaremos su preocupación por satisfacer al alumnado y profesorado que comía. Preguntaba frecuentemente cómo había estado la comida.
Así transcurrieron 28 años. En los últimos cursos habíamos visto alguna vez a Antonio resfriado o con dolor de espalda, pero todo normal.

El curso pasado sí tuvo un severo cuadro de neumonía que le apartó un tiempo, escaso, de su trabajo. Los que estábamos cerca acudíamos para ayudar a Encarni, que se quedaba sola y sin una sola queja sacaba adelanta sus comidas a las mil maravillas.

Comenzó el curso 2010-11 y todo parecía correcto. Pero a mediados de octubre notamos a Antonio más deteriorado. Parecía una dolencia de espalda ya que andaba algo encorvado, y así hasta el mismo día 28 estuvo trabajando. El día 29 ingresó en el hospital por su estado febril y de degradación física. De allí salió cadáver, pues murió el día 1 a las 22,30. Al llegar al trabajo, después del puente, nos enteramos de lo ocurrido, de la terrible noticia.

…..Esa mañana, Antonio, la noticia nos dejó anonadados.

No sabemos cómo habremos podido estar en la escuela y cumplir con nuestra obligación. Lo peor fue a la hora de la comida y en ella te rendimos un sencillo y sentido, pero merecido homenaje: se pidió a los alumnos que por un día dejasen de hablar en voz alta y tuvieran en el recuerdo a tu persona, y lo cumplieron, no se oyó una voz más alta que otra. Tenían también un nudo en la garganta.

Esa tarde te dimos el último adiós en Villacarrillo, tu pueblo, muy tristes. Has dejado tras todo este tiempo una estela de trabajo bien hecho y con una humildad difícil de superar. Has sido tan paciente y callado que sólo has brillado por tus méritos culinarios y de persona educada.
No querías otro tipo de medallas.
Un fuerte abrazo para tu mujer, Dolores. Otro muy fuerte también para tus hijos, Antonio y Rocío, antiguos alumnos de nuestro colegio. Adiós, Antonio.




Úbeda, 10/11/2010
José Antonio Carrasco López
MAESTRO DECANO DEL COLEGIO JUAN PASQUAU

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